Christo: “Wrapped Reichstag VII” (1995)
La explicación la he encontrado en “The Ghosts of Berlin. Confronting German History in the Urban Landscape” de Brian Ladd, norteamericano especializado en la historia arquitectónica de Alemania. En Berlin hay muchas ciudades juntas. O mejor dicho: muchos proyectos de ordenación urbana frustrados que nunca se han llegado a realizar completamente porque, una y otra vez, las circunstancias históricas han cambiado. La derrota de la primera guerra mundial y la República de Weimar, la gran Germania nazi, las ruinas de la segunda guerra mundial, el muro y la división en dos estados y en 1989 la reunificación. Cada una de estas épocas ha significado un proyecto político distinto que ha querido romper con el anterior y plasmarse en el paisaje urbano. Una ciudad “siempre condenada a devenir y nunca a ser” dijo Karl Scheffler en 1910.
El libro gira en torno a una idea: en Berlín ningún elemento urbano -los nombres y trazados de las calles, los edificios, los estilos arquitectónicos o los monumentos- está libre de controversia. Cada uno de ellos refleja diferentes maneras de sentir la historia de Alemania y de proyectarse hacia el futuro. Las ciudades siempre quieren ser representaciones de una identidad y una cultura determinadas pero en el caso alemán ni la identidad ni la cultura son políticamente neutras. Desde la reunificación en 1989 cada decisión sobre si derribar, reconstruir o conservar se ha convertido en un debate social sobre la memoria. La de la Alemania nazi pero también la del Imperio Prusiano, la de la RDA y la reunificada de finales de los noventa.
Se dice que Alemania es “la primera nación posmoderna y la primera sociedad posnacional”. Una sociedad que desconfía de todas las muestras de identidad colectiva, tambien las que del urbanismo y la arquitectura. “A cada paso los alemanes y los berlineses se debaten entre los que desean olvidar y los que insisten en recordar. Las constantes llamadas a la memoria -al silencio y al olvido- hacen que tanto el silencio como el olvido sean imposibles pero también que toda posibilidad de recordar se vuelva muy difícil”.
“The Ghosts of Berlin” tiene elementos criticables. Con su evidente inclinación en favor de los Wessies (los berlineses del oeste) en detrimento de los Ossies (berlineses del este) a veces parece sugerir que todas las formas de totalitarismo fueran iguales, como si la RDA fuera la versión comunista del Tercer Reich. Una idea que, por lo que él mismo cuenta, era típica de la propaganda yankee durante la Guerra Fría y que sigue activa en la mente de muchos alemanes tras la reunificación. A pesar de ello es un magnífico libro para comprender las complejidades, no sólo del urbanismo de Berlín, sino de la historia y la mentalidad alemanas.
“The Ghosts of Berlin. Confronting German History in the Urban Landscape” se puede descargar en PDF en Google Books.
Sólo he estado ahí en Berlín cinco días, pero tuve la sensación de que era una ciudad diferente, extraña, que colocaba juntos dos mundos que se habían separado seguramente reflejando la irracionalidad del mundo que habitamos. La zona del Este resultó magnética por ese diseño tan alejado del que acostumbramos en nuestras calles y plazas.
Olvidar y recordar son partes del mismo ejercicio sentimental. Quieres olvidar parte de tus recuerdos y recordar aquello que estás olvidando. Es una paradoja irresoluble y que cada persona filtra a pesar de las iniciativas globales de gobiernos y medios de comunicación.
Por otra parte, Berlín parecía el imán que años atrás quizá fue Londres para quienes buscábamos una referencia alternativa de primera juventud. Claro que con una diferencia: allá en el Este ya llegaron los McDonald’s.
Pues no sé si sigue siendo ese imán… si no fuera por los precios de la vivienda. La cosa es que cada vez es más difícil que una ciudad tenga una identidad diferente. No es solo McDonalds´s. Es zara, el ikea, el media markt… y el disegno urbano que parece que compran todos las farolas en el mismo sitio. Y las personas: vestimos igual, escuchamos la misma musica, hemos leido los mismos libros… Como redes transnacionales en comunicación.
Lo que tiene Berlin de particular es su historia, claro. Y lo ultimo que pensaba es que me iba a dar el siroco guerra fria. Pero ya ves. Entregada a tope al revival 🙂
Ya, el mundo se ha jodido por alguna esquina y se replica en más de lo mismo en demasiados sitios. Nosotros para escapar tenemos la isla de El Hierro. Es entrar en otra dimensión.
Earlier I thought differently, I thank for the help in this question.